Paisaje fugaz, pero meritorio, de un aluvión de emociones, reencuentros y conocimientos compartidos, planes futuros, nacionalidades encontradas, un solo universo alberga estas almas, ubicadas en un mismo momento bajo el exacto mismo cielo, compartiendo esos colores en continua transformación, nuestra mirada se encamina hacia un manto sin igual, un manto al que toda persona añora en las grandes concentraciones humanas, un manto oscuro y plagado de luces brillantes, significado de vida más allá de nuestro entendimiento, bajo ese manto nos encontramos, estamos en las puertas del cielo, cielo tal cual lo conocemos en nuestro idioma, aquello que está por encima nuestro, aquello sin límite, aquello poco explorado, aquello tan lejano pero a la vez tan cercano, cielo es aquello que se posa sobre nuestras cabezas y nos hace sentir, una pieza insignificante en un sistema tan complejo, un sistema que va más allá de la razón, un rompecabezas dentro de cientos otros de miles de piezas, bajo ese manto nos acobijamos por un instante, felices de estar unidos, y nos concienciamos de que verdaderamente somos una pieza única, formamos parte del rompecabezas, estamos acá para encajar en el todo, y muchas veces podremos estar perdidos, pero no importa cuánto nos demoremos, terminaremos siendo parte de un todo armónico, porque está en la unión de cada pieza donde hacemos de este manto un paisaje perfecto.
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